cuello y despedida

Cualquiera puede ser el último tábaco. La última taza de café. De entre todas la última cerveza de la noche pudo ser la final. Aquella a la que jamás se volverá. Aquel recinto de amistad quedará hundido en los demás trenzado con las ausencias que se fueron. Las que ya no están. Las que por ciegas razones optaron partir sin elegirlo.

Después de todo a quién le importa la ausencia. Si estamos urgidos de escándalo. Si uno se va hacen falta apenas unos días para arrojarnos al olvido ameno. Ansiosos de acontecer poco valen las palabras y la memoria, por eso la conversación nos parece inútil. Vaya forma de desquiciarnos. Ya no vemos. Ya no olemos. Ya no escuchamos en verdad nada. Apenas y sentimos el pulso de las cosas en la piel. Sólo corremos, como idiotas, corremos sin saber a dónde.

Con el desparpajo de los días. Con el revoloteo noticiario. Nos la creemos todita. Y apenas y sabemos algo sobre nosotros. Apenas y sabemos que día a día nos está llevando la chingada. Como ayer, cuando maría se dio cuello y nadie la vio jamás nunca, ni en el facebook, ni en ningún lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario