contra la intromisión cerda

Son muchos, se multiplican en el día y la oscuridad. Llevan cascos, macanas. En la mirada guardan los bramidos que desatan. Gases, balas, armas de fuego. Acumulados de violentos accesorios ultrajan la tranquilidad de la tarde. Chaleco, motocicleta, radio. Vano intento de intimidar el alma, los pasos, las ganas de vivir y respirar aires de acción y desafío.


Esposas, espinilleras y rodilleras: es la intromisión cerda. Suenan sus motores, el frenón y el acelere torpe del poder que encierran en la charola. No nos abatirán. Ni con todas sus prepotencias apagarán la perra. La perra indignación nuestra. Nuestro ladrar plural. La forma que toma este grito. Para incriminar la labor cerda.


La puerca fuerza que circula. Que undula. Que pulula. Esta puerca realidad que no soporto sin agrietarme. Sin llevarme los puños y la lengua al atrevimiento. Al soberbio ánimo de un combate desigual. Al arrojo de la furia. Al atravancado verso que insulta la intromisión cerda. Esta que nos empieza a llenar de malos olores las caminatas y las esquinas.


Por una ciudad sin la dictadura cerda. Por una calle sin trompas de escopetas. Hartos de la brutalidad, del acoso, del hostigamiento. Abajo la intromisión cerda. Abajo sus modos de proceder, abajo todo lo que la simboliza, abajo y fuera la intromisión cerda!!!

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